La suerte de Cataluña
De Balmes (Vic, 1810-1848) a La Sociedad (15-III-1843). En altres temps, també crítics, Catalunya ja patia greuges dins d’Espanya, denunciats llavors des de posicions conservadores.
Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsYa es tiempo que Cataluña piense con seriedad y detención en la suerte que le está reservada; ya es tiempo que, conociendo a fondo su verdadera situación material, intelectual, moral y política, excogite los medios a propósito para procurarse el bienestar que en lontananza le sonríe, y precaverse de los males que en el porvenir la amenazan. La suerte próspera o adversa de los individuos, de las provincias y de las naciones está en las manos mismas de quien ha de disfrutarla o de sufrirla; cuando nos quejamos del infortunio, o no felicitamos por nuestra dicha, no hacemos por lo común otra cosa que inculpar o alabar nuestra conducta. Los pueblos, del propio modo que los individuos, son hijos de sus obras. Nuestra situación es crítica, pero no desesperada; nuestros males son graves, pero no sin remedio; nuestros peligros son muchos, pero no tales que sea imposible precaverlos. Es un error el creer que ni estos males, ni esos peligros, dimanen precisamente de las desgraciadas circunstancias políticas en que la España se encuentra. Éstas hacen más difícil, más peligrosa la crisis, pero no la producen; agravan los males, aumentan la inminencia del peligro, pero sin ellas existieran más o menos esa crisis, esos males y esos peligros. El estado excepcional en que se halla Cataluña con respecto a las demás provincias, así en lo tocante a la riqueza pública, como en lo relativo a las ideas, costumbres, hábitos e índole de los habitantes; la rivalidad de una nación poderosa y astuta en grado eminente; he aquí las dos fuentes de donde nacen nuestros males; he aquí lo que nos crea esa situación penosa que no nos permite disfrutar el bien que poseemos, ni entregarnos a las esperanzas halagüeñas con que nos brindan mil y mil circunstancias a cual más favorable. […] Cabalmente tenemos en España un inconveniente gravísimo que influye más de lo que se cree en paralizar nuestro desarrollo y en hacer inútiles los mejores deseos. La vida de España está en las extremidades; el centro está exánime, flaco, frío, poco menos que muerto. Cataluña, las Provincias Vascongadas, Galicia, varios puntos del mediodía, os ofrecen un movimiento, una animación de que no participa el corazón de España. […] A la primera ojeada conoceréis que en Madrid hay Corte, que allí se han amontonado inmensidad de empleados, con sus oficinas, su orgullo tradicional, su olvido del país que gobiernan […]