ABANSD’ARA

El alma en pena

De Gaziel (Sant Feliu de Guíxols, 1887 - Barcelona, 1964) a La Vanguardia (30-XI-1934). Feia poc que Lluís Companys havia fracassat en la proclamació de l’Estat Català de la República Federal.

El alma en pena
Agustí Calvet, ‘gaziel’ 1934
01/03/2016
2 min

Peces Històriques Triades Per Josep Maria Casasús[...] ¿Se puede hacer con los catalanes lo que desde fuera de Cataluña se crea más conveniente para ellos? ¿Sí o no? El que estime posible gobernar a los catalanes desde fuera -a pesar de lo dificilísimo que resulta gobernarlos incluso desde dentro-, que lo pruebe: muy poco tiempo bastará para convencerle de que, a no ser reduciéndoles a la más rigurosa impotencia, anulándoles casi, bajo una tutela dictatorial, como si fuesen niños o anormales, no hay manera de poder con ello. Y si, una vez llegado a esta convicción, hay quien se decide a ejercer y organizar la tutoría, ya veremos -¡lo hemos visto ya!- cuánto tiempo dura y cómo acaba el ensayo. […] El tremendo desasosiego de Cataluña, que no deja vivir a España entera, no es otra cosa que el irreprimible afán de esa alma popular indestructible, que busca un cuerpo político propio donde alojarse. […] Cataluña es impotente para dominar al resto de España. Solo en el caso remoto -aunque no imposible- de que España se encontrase un día metida en un mal trance internacional, la locura de Cataluña podría ser grave. De momento -y acabamos de verlo-, los estallidos demenciales catalanes, incluso en las condiciones más favorables para estimularlos, no tienen prácticamente la menor importancia. Pero, si bien es esto cierto, que Cataluña no puede ni podrá, como no sea en una coyuntura de difícil advenimiento, causar a España un daño irreparable, en cambio se basta y se sobra -y esto lo hemos visto también, lo estamos viendo desde hace cuarenta años- para hacerle materialmente la vida imposible, para perturbarla, para desasosegarla, para no dejarle ni un año, ni un día, ni un minuto de reposo: exactamente como ocurre en las casas donde hay un alma en pena. Y el Gobierno, el Parlamento, las instituciones todas, irán de cabeza en España, irremisiblemente, hasta que entre todos consigamos dar al alma en pena de Cataluña un cuerpo adecuado. En otras palabras: hasta que a los ingobernables catalanes se les enseñe, se les acostumbre, se les obligue suavemente a reaprender a gobernarse a sí mismos.

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