ABANS D’ARA

La procesión política

D’Ignacio Agustí (Lliçà de Vall, 1913 - Barcelona, 1974) a Tele/eXpres (12-V-1966). Avui fa anys de l’acció de 130 capellans blasmada en aquest article, que els compara amb els bonzos que protestaven al Vietnam. Foto: sortida de la catedral cap a Jefatura per defensar un torturat.

Ignacio Agustí 1966
11/05/2014
2 min

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsNo es agradable para el viandante que sale del trabajo o que va a sus quehaceres la observación de unas carreras insólitas de ochenta clérigos por la Vía Layetana. El espectáculo era increíble, digno en todo caso de una de las películas del neorrealismo italiano o de los filmes -ya antiguos- de René Claire. Habíamos oído decir que una de las obligaciones del clérigo es mantener la compostura, porque, según creíamos, cuando él pasa es como si pasara Cristo mismo. Estos embajadores o delegados de Cristo en la Tierra llevaban mal su papel, como lo llevaría cualquier embajador que saliera en calzoncillos a la calle. La causa del insólito espectáculo era la pretensión que los clérigos tenían de entregar un papel en la Jefatura Superior de Policía, en el que argumentaban a favor de un estudiante de Ingeniería llamado Joaquín Boix Lluch. La pretensión nos parece legítima. Lo que resulta discutible es el procedimiento empleado para llevarla a cabo. […] El hecho ocurría en el aniversario de la fecha en que al Gobierno de la República se le escapó, por primera vez, de la manos el control de las turbas, que saquearon en igual día del año 1931 los primeros conventos y algunas iglesias de Madrid. Y ocurría en el mismo lugar en que yo recuerdo, como si fuera hoy, que fue detenido mi amigo el periodista Miguel Capdevila en los primeros días de la revolución, simplemente por el hecho de que a un ciudadano les pareció que tenía cara de cura. […] Le detuvieron, le machacaron a preguntas, le llevaron a casa para comprobar si era cierto que no era sacerdote y, al fin, tras largas horas de incómodas pesquisas e interrogatorios, le dejaron marchar. Esos bonzos incordiantes que nos han salido son una estampa guerrillera muy antigua y conocida en España; tienen, en la Vía Layetana, el paseo más cómodo que el que tuvo Miguel Capdevila. […]

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