ABANS D’ARA
Efímers19/10/2015

Crónicas de una rotura masiva de carnets

De Josep Pernau (Lleida, 1930 - Barcelona, 2011) a El Periódico de Catalunya (3-VI-1990). El 25è aniversari de la reunificació alemanya, commemorat aquest mes, ha revifat desencisos.

Josep Pernau 1990
i Josep Pernau 1990

Peces històriques triades per Josep Maria CasasúsPolonia, la RDA, Checoslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria ocupan un territorio que es como dos veces España. Son eslavos, latinos, germanos y hasta descendientes de mongoles; católicos, luteranos, ortodoxos y hasta mahometanos. Al acabar la guerra, hace 45 años, Moscú les impuso un modelo que tenía que ser universal, del que ahora han escapado todos a la vez. […] Para observar esta otra Europa he viajado durante un mes por los seis países que, con la URSS, forman el bloque oriental. Más de una vez, cuando explicaba mi propósito, me corrigieron mis interlocutores: “el ex bloque”. Había que acotar la estancia en el espacio y en el tiempo. Comenzó el viaje por Varsovia, siguió por carretera, junto con el fotógrafo Sergio Lainz, hacia Berlín y continuó por Praga, Budapest, Bucarest y Sofía. Sólo un mes, apenas para tomar el pulso a unos pueblos en los que, entre el miedo y la esperanza, conviven más de 110 millones de ciudadanos europeos. Las crónicas que van a aparecer en los próximos días no tienen ninguna pretensión de perdurabilidad. Para ello tendría que haber viajado durante seis meses o durante seis años. La historia que había estado parada, se ha acelerado en aquellos países y la realidad cambia cada día. Las crónicas tratarán de reflejar, pues, el latido de unas gentes en unos días primaverales de mayo. “Nuestro invierno es largo y duro. Pero al llegar la primavera, apenas hacen falta diez días para que en la naturaleza se cumpla todo el ciclo que en Occidente necesita un mes. Rápidamente los árboles se cubren de hojas y los campos, que parecían yermos, se llenan de flores. La historia ha imitado a la naturaleza y después del largo invierno comunista la primavera democrática ha estallado con rapidez.” Así hablan en Varsovia. Pero ahora se empieza a descubrir que las rosas tienen espinas. El miedo al desempleo es la nota común desde el Báltico hasta el mar Negro, aunque la economía de mercado encandila a las gentes. A veces idealizan nuestro sistema de vida. “En Occidente hay parados y sólo con grandes sacrificios se llega muchas veces a final de mes”, advertía un diplomático español a un interlocutor. Respuesta: “Imposible. No puede ser.”[…]