ABANS D’ARA

Libertad, igualdad, fraternidad

De Pi i Margall (Barcelona, 1824 - Madrid, 1901) a El Nuevo Régimen (18-III-1893). 120 anys després no ha arribat encara la “plenitud de los tiempos” que anhelava l’autor.

Libertad, igualdad, fraternidad
Francisco Pi Y Margall 1893
21/05/2014
2 min

Peces Històriques Triades Per Josep Maria Casasús¿Quién sería el primero que reunió estas tres palabras, hoy esculpidas en todos los monumentos de la vecina Francia? Encierran y resumen la presente y la futura revolución de nuestro linaje. El día en que constituyan la base de todas nuestras instituciones, podrá con razón decirse que se ha llegado a la plenitud de los tiempos. Un siglo llevamos combatiendo por ser libres. […] ¿Se peleaba sólo por la libertad? Tendían a la igualdad las mismas clases medias. Abolían los señoríos y los privilegios de sangre, desamayorazgaban los bienes de los nobles, vendían en pública almoneda los de las comunidades religiosas, y querían sujetos a unos mismos tributos, unas mismas leyes y unos mismos tribunales todos los ciudadanos. […] La felicidad común y el equitativo reparto de los bienes absorbieron pronto la atención de hombres de talento y engendraron sistemas sociales que fueron de cada día alentando más en las clases ínfimas la esperanza y el deseo de elevarse en condición y fortuna al nivel de las superiores. […] La guerra por la igualdad data de años remotos y tiene ya su bandera. Avanza y crece en ardor a medida que la sustentada por la libertad declina y se acerca a su término. Seguirá, a no dudarlo, porque la igualdad, sobre ser la fiel expresión de la justicia, es el necesario complemento de la libertad política. Sin la igualdad, es para los más de los hombres la libertad una mentira. […] La igualdad es el segundo término de la triada que rige y gobierna el mundo. Es natural que encarne como la libertad en nuestras instituciones. Será entonces fácil que se realice el primer término: la fraternidad entre todos los hombres, esa fraternidad tan inútilmente encarecida por todas las iglesias. Se anuncia tremendas catástrofes. Las habrá como no se apresuren a prevenirlas los mismos que las temen. Sin que se recurra a la violencia son posibles los más trascendentales cambios, como los que rijan los pueblos temen, no el interés, sino la razón por guía.

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