La revolución y la guerra
Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsHermanos de Iberia: Vivimos hoy una de las conmociones más profundas de nuestra historia, una de esas conmociones en que todos los valores morales, políticos, económicos y sociales operan una transformación en sus esencias y en sus fundamentos, y por mucho que se diga acerca de este fenómeno políticosocial, nunca será por demás. Porque no hay que perder de vista que este fenómeno, insospechado cuatro meses atrás, socialmente hablando, nos impulsa a dar un salto, y los anarquistas somos los más interesados en que ese salto no se dé en el vacío, aunque también lo estamos en que la Revolución no deje de dar ni un solo paso de los que la Historia y las circunstancias le tienen reservados. […] Cuando se vive una guerra civil que provoca la efusión de sangre a raudales, y cuando se elabora una revolución social preñada de promesas emancipadoras y cuando llegamos al punto de redimir a los pueblos de Iberia de un pasado que a todos nos avergüenza y que, por lo mismo, ni siquiera quiero recordar, sería lamentable y funestísimo que alguien olvidara que el éxito y los triunfos que el pueblo obtenga en la guerra y en la Revolución, no se deberán a este o aquel sector político y sindical, sino a todo un pueblo que, tomando esta terrible convulsión como si fuese un nuevo Jordán que ha de redimirlo de su pasado de oprobio, ha empuñado unánime las armas para aplastar, de una vez para siempre, todo lo que en España nos retenía, sojuzgados, en la categoría de pueblo primitivo y ancestral. Amigo de decir las cosas por su nombre, quiero subrayar que aquellos que nos hablan de implantar, ya ahora, concretos sistemas económico-sociales que significan la más audaz de las transformaciones universales, son amigos de cuya buena fe nadie puede dudar, pero son amigos que olvidan que el sistema capitalista, no importe de qué latitud, tiene ramificaciones internacionales, que el triunfo nuestro en la guerra, depende mucho del calor, de la simpatía, del apoyo que nos venga del exterior, y olvidan también, esos amigos, que los pueblos de Iberia, como los que forman el conjunto de otros países, constituyen un mosaico temperamental, psicológico, y son pueblos cuyas mentalidades acusan una diferencia espiritual, las raíces de la cual las encontramos, por poco que las busquemos, en las razones étnicas, morales, económicas…[…]