Las falsas academias cinematográficas (1936)
Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsHay que acabar con el intrusismo en el cinema si no queremos que éste desprestigie nuestra producción. Para ello, los que tenemos la misión de informar al público acerca del desarrollo y perfección de la industria cinematográfica nacional hemos de estar atentos a cuantas anomalías veamos para denunciarlas en el acto y ayudar a que a ese aluvión de aventureros que amenaza invadir los estudios españoles se le obstruya el paso. El intrusismo se manifiesta de diversas formas; una de ellas es la creación de Academias o centros de contratación de artistas y “extras” en las que muchos jóvenes inge-nuos no sólo pierden el tiempo, sino también su dinero, que pasa a los bolsillos de estos parásitos de la sociedad que han visto en el cine una nueva fuente de ingresos. Para acabar con estas falsas academias o, más bien dicho, agencias de “timos”, en donde se explota a los jóvenes inexpertos que sueñan con emular a las “estrellas” de la pantalla, y en donde se cometen mil inmoralidades por individuos de la más baja ralea, seres indeseables, la mayoría de ellos, fichados por la Policía, es necesario el esfuerzo de todos para una obra común de depuración. No sólo tenemos el deber de informar al público sobre la perniciosa labor de dichas agencias, ayudando de esta forma a su desprestigio y desaparición. También tenemos el deber, en casos concretos y justificados, de denunciarlas a las autoridades. Cada día llegan hasta nosotros quejas de personas timadas por este procedimiento. Por consiguiente, se hace indispensable la iniciación de una campaña contra el intrusismo, en pro de cuya labor hoy rompemos nuestra primera lanza. Que no vuelva a pasar como en ese homenaje que hace pocos días se celebró en nuestra ciudad en honor del cinema nacional; que los periodistas fuimos sorprendidos por unos señores de cuya dignidad y moralidad no dudamos, pero que eran completamente ajenos a las actividades cinematográficas. ¿Se preocupó alguien de adivinar sobre la personalidad de dichos señores? No. Y esto es lo que hay que evitar. Si no lo hacemos llegará un día en que esos “caballeros de la industria” desprestigiarán la producción y entorpecerán la marcha de una industria importante en la que todos los españoles hemos depositado grandes esperanzas.