La “Francisquita” 1.315 de Emilio Vendrell
Peces Històriques Triades Per Josep Maria Casasús“No us veuré més”, dice a sus hermanos el emigrante de la famosa canción. Pero Emilio Vendrell, que vive todavía de las rentas de su fabulosa gloria, seguirá viéndonos, ya que su propósito es seguir cultivando el lieder, donde es maestro indiscutible. En resumen, que sólo ha quemado sus naves teatrales. Y a ayudarle a pegarles fuego hemos acudido todos esta noche. En este “todos” incluyo, con el público que llena el teatro Calderón hasta lo increíble, a esta otra muchedumbre de artistas y amigos que se estruja entre bastidores, pugnando para asomar la cabeza a la emoción de la sala. Yo he venido atraído, quizá, por la fuerza de la estadística. ¡Parece mentira que un artista lleve tan bien la contabilidad! -Hoy cumplo sesenta años de edad, treinta de ellos vividos en el teatro, y esta mi última “Francisquita” es la 1.315 de las que llevo cantadas. -Pues mira, los sesenta puedes callártelos… -¿Por qué, si sé que lo tengo? Y en cuanto a la “Francisquita”, sé que es la 1.315 porque tomé la precaución de anotármelas todas en una libretita, a raíz de la primera que canté, y que muchos me pronosticaron que sería la última… […] La de hoy sí es la última. Y de prestar crédito a los dichos de los adoradores del tenor que teatralmente se corta la coleta, ocurrirán cosas peores. -Hoy se entierra la “Francisquita”, asegura, por ejemplo, otro tenor, Emilio Vendrell (hijo), conmovido hasta los tuétanos. […] El hijo y la esposa del tenor escuchan, sorben las notas que el padre y el marido hila ante las candilejas. Y el hijo cede el paso al técnico novel, pero ya experimentado, que lleva dentro, para observarle a su madre: -El “vellut” del centro sigue poseyéndolo como nadie… (Y se vuelve hacia mí.) Porque contra lo que muchos opinan, este registro central es de difícil conservación. Vea usted lo que le ocurre a Filippeschi, por ejemplo, que sólo emite los agudos (y el técnico cede otra vez los trastos al hijo, que añade, suspirando): Claro que “el papa” emitía unos agudos que eran “ganivets”. ¡Cuántos seguidores de Vendrell “senior” no han venido esta noche aquí! En un rincón de escenario, subido en unos bultos, está Nicanor, el chófer que le llevó al Tívoli la noche de su debut y que hoy ha ido también a recogerle para traerlo al Calderón. […] Ahora llueve. Llueven pétalos de flores sobre Vendrell, que, lista la “Francisquita”, discursea elocuentemente ante la concurrencia. […].