Antonio Machado 1938
05/03/2019

Desde el mirador de la guerra. Barcelona

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsEn esta egregia Barcelona -hubiera dicho Mairena en nuestros días-, perla del mar latino, y en los campos que la rodean, y que yo me atrevo a llamar virgilianos, porque, en ellos se da un perfecto equilibrio entre la obra de la Naturaleza y la del hombre, gusto de releer a Juan Maragall, a Mosén Cinto, a Ausias March, grandes poetas de ayer, y otros, grandes también, de nuestros días. Como a través de un cristal coloreado y no del todo transparente para mí, la lengua catalana, donde yo creo sentir la montaña, la campiña y el mar, me deja ver algo de estas mentes iluminadas, de estos corazones ardientes de nuestra Iberia. Y recuerdo al gigantesco Lulio, el gran mallorquín. ¡Si la guerra nos dejara pensar! ¡Si la guerra nos dejara sentir! ¡Bah! Lamentaciones son estas de pobre diablo. Porque la guerra es un tema de meditación como otro cualquiera, y un tema cordial esencialísimo. Y hay cosas que sólo la guerra nos hace ver claras. Por ejemplo: ¡Qué bien nos entendemos en lenguas maternas diferentes, cuantos decimos, de este lado del Ebro, bajo un diluvio de iniquidades: “Nosotros no hemos vendido nuestra España!” Y el que esto se diga en catalán o en castellano en nada amengua ni acrecienta su verdad. […]

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Palabras del doctor Negrín ante las Cortes

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Yo he querido, quiero tener y creo que tenemos las mejores relaciones de cordialidad entre los Gobiernos que aquí en Barcelona conviven; el Gobierno de la República y el Consejo de la Generalidad, y esto por dos razones; una, porque es una necesidad de guerra; otra, más antigua si se quiere, porque responde a mi pensamiento y a mi propio sentir. Quizá yo, hombre político, poco ducho en las artes políticas y, si ustedes no me dan un voto de censura les diría hombre que aborrece, que abomina de la política, quizá yo no haya tenido el tacto, la habilidad necesaria para limar las aristas de una cordialidad que en mí quizá sea un poco brusca, pero eso es cuestión de temperamento; en lo esencial esa cordialidad es perfecta y el respeto a los principios estatutarios existe. Y si no existiera por una posición política y por una convicción firme, tendría que haber sido engendrada por el efecto que en nosotros tiene que producir y ha producido la labor que han desempeñado, no sólo los partidos políticos en Cataluña, que se han puesto todos, casi todos, como un solo hombre, al lado del Gobierno en esta rebelión, sino también por la ejemplar conducta del pueblo catalán, cuyos sentimientos, cuyas tendencias, cuyas particularidades, siempre, pero ahora después de esta guerra más que nunca, estamos obligados a respetar todos los españoles.