ABANSD’ARA

Las revueltas de Barcelona desde 1833

Las revueltas de Barcelona desde 1833
Jaime Balmes 1844
11/12/2018
2 min

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsSituada Barcelona a las orillas del mar, a las inmediaciones de Francia, y siendo además un punto muy visitado por toda clase de extranjeros, natural es que participase más que otras poblaciones de España de la influencia de las ideas y costumbres que habían adquirido mucha pujanza y extensión en otros países de Europa, y particularmente en el reino vecino. Hallándose además esta ciudad muy adelantada en industria y comercio, y sintiéndose con irresistible tendencia a progresar más y más en dichos ramos a causa del conjunto de circunstancias favorables que en otro lugar hemos señalado, debió suceder que entrase más fácilmente en el movimiento que arrebata a los demás pueblos, supuesto que en la industria y en el comercio hay no sólo la fabricación y transporte de los efectos manufacturados, sino que también sirven de vehículo para la circulación y propagación de las ideas y costumbres. […] Claro es, pues, que, hallándose Barcelona en estas circunstancias y reuniéndolas en más alto punto que otra ciudad cualquiera de la Península, debió ser una de las poblaciones que más pronta y vivamente se resintieron del espíritu disolvente del siglo. […] La reforma, o sea la revolución, era en aquella época popular en Barcelona; no era sólo la hez del pueblo la que tomaba parte en el bullicio, eran también las clases acomodadas, eran las personas más ricas, así de la clase de propietarios como pertenecientes a la industria y al comercio. […] La revolución había corrido en Barcelona sus fases con más rapidez que en los otros puntos de la Península, por lo mismo que había comenzado allí con más ímpetu, desarrollándose en mayor escala y obrado con más brío; y era que Barcelona, víctima de los mayores males, había sentido más pronto la necesidad de remediarlos; y era que para Barcelona había sonado mucho antes que para otras ciudades la hora del desengaño y del arrepentimiento: la revolución se sentía débil, y por esto veía peligros en todas partes y se hacía más violenta y cruel. Tenemos una prueba de esto en que el pronunciamiento de julio de 1840 en favor de Espartero anduvo muy escaso de popularidad, sin que se lograse excitar el entusiasmo, ni interesar siquiera en favor del nuevo poder con la victoria conseguida en septiembre y octubre, cuando, imitando los demás pueblos de la Península el movimiento de Barcelona, se logró condenar a la emigración a la Reina Madre [Maria Cristina] y ensalzar al mando supremo al soldado de fortuna. […]

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